El formato JPEG lleva entre nosotros veintidós años. El primer
estándar fue aprobado en 1992, y aunque desde entonces ha sido revisado
varias veces, resulta chocante que con la rapidez con que avanza la
tecnología aún sigamos utilizando un formato de imagen cuya «columna
vertebral» fue definida hace más de dos décadas. Y aún
es más sorprendente que una tecnología relativamente antigua siga
estando tan afianzada en Internet y continúe siendo usada por nuestras
cámaras de fotos.
El éxito del formato JPEG no es fortuito. Es capaz de ofrecernos
ficheros de imagen con una calidad interesante (siempre y cuando la
compresión no sea excesiva) y un tamaño comedido, dos cualidades muy
apreciadas en Internet. Aun así, es sorprendente que durante estas dos
décadas otro formato más sofisticado no haya conseguido ocupar su lugar.
Las alternativas anunciadas durante los últimos años han sido numerosas,
sin que ninguna de ellas haya logrado asentarse con firmeza. BPG es el
último formato de imagen dispuesto a enterrar al antiguo JPEG.
Así es BPG.
Es importante que tengamos en cuenta que el formato JPEG, y también
el WebP propuesto por Google, tienen una profundidad de color de 8 bits
por canal, por lo que los 14 bits de BPG nos ofrecen una gama dinámica mucho mayor.
Esta ventaja lo hace muy interesante también para ser integrado en las
cámaras fotográficas que llegarán en el futuro, aunque es evidente que
aún no está claro que vaya a alcanzar este objetivo. Podría ayudarle a
conseguirlo su compatibilidad con los formatos de color 4:2:2, 4:2:0 y
escala de grises.
No es fácil batir a JPEG.
El formato BPG (Better Portable Graphics) ha sido
desarrollado por Fabrice Bellard, un programador experimentado que
también ha sacado adelante otros proyectos interesantes, como una
estación base por software para comunicaciones 4G LTE, un compilador
ASN1 o un generador de señales DVB-T, entre muchas otras aplicaciones
«potentes». Como veis, tiene bastante experiencia en proyectos de cierta
envergadura. Pero lo realmente importante es que el formato BPG nos
ofrece unas mejoras con la suficiente relevancia como para lograr imponerse al JPEG.
La cualidad más evidente de este nuevo formato es su elevada tasa de compresión.
Según Bellard, un fichero BPG ocupa la mitad que otro JPEG con la misma
calidad de imagen. Todos sabemos que en Internet el peso de los
archivos es muy importante, así que por sí sola esta característica
podría impulsar su adopción. En realidad, BPG está derivado del estándar
de compresión de vídeo HEVC, lo que le permite utilizar el perfil para
imágenes estáticas con formato de color 4:4:4 y codificación de 14 bits
por canal.
Además, soporta un canal alfa adicional (es el que
identifica la opacidad o transparencia de cada píxel), y también los
espacios de color RGB, YCgCo y CMYK, así como soporte nativo de 8 bits
por canal (al margen de los 14 bits que he mencionado antes). Otra
capacidad interesante de BPG: permite comprimir imágenes sin pérdida de
calidad. Y, por supuesto, permite incluir en las imágenes metadatos
EXIF, XMP e ICC.
Aunque desde un punto de vista técnico el formato BPG nos ofrece muchas ventajas frente a JPEG,
no va a resultarle fácil ocupar su lugar por una razón evidente: JPEG
ha conseguido ser adoptado de una forma masiva. Por el momento BPG no
está soportado por la mayor parte de los navegadores y los programas de
manipulación de imágenes que utilizamos actualmente, pero todo llegará.
En este momento para que un navegador sea capaz de renderizar una imagen
en este formato es necesario instalar un decodificador de BPG escrito
en JavaScript que ocupa 71 Kbytes.
El impacto en el rendimiento de un ordenador de sobremesa moderno es
mínimo, pero en los dispositivos móviles que tanto usamos hoy en día
debería ser mayor. Eso sí, este problema desaparecerá en el momento en
que BPG consiga ser soportado de forma nativa. Veremos si logra su cometido, pero, hasta entonces, merece la pena seguirle la pista.
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